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Santiago Alfaro: “La cultura nos permite imaginar un futuro posible”

ANTIFIL conversó con el jefe de la Dirección General de Industrias Culturales y Artes sobre la situación del sector cultura en estos tiempos de pandemia.

Publicado: 2020-08-06

Por: Suny Sime

ANTIFIL. A finales de mayo, Santiago Alfaro asumió el cargo, después de una reestructuración en el Ministerio de Cultura tras una serie de escándalos. Ese mismo mes, el Ejecutivo publicó el Decreto de Urgencia N° 058-2020, en el que autorizó una transferencia de 50 millones de soles a favor de esta cartera para financiar los subsidios al arte y la cultura. Desde el inicio de la orden de cuarentena y en un momento de vulnerabilidad económica para todos los peruanos, los artistas y gestores culturales exigieron acciones del Estado. Como parte de una serie de entregas en torno a este tema, ANTIFIL conversó con el jefe de la Dirección General de Industrias Culturales y Artes. Cabe indicar que la entrevista se realizó antes de los cambios en el gabinete ministerial y los debates en el Congreso.


En julio se iniciaron las inscripciones a los apoyos culturales, ¿podría explicarnos esta medida tras bastidores, sobre el proceso, la urgencia de crear estos apoyos, los requisitos?

En respuesta a las demandas del campo cultural, de los colectivos y las organizaciones, se ha destinado 50 millones de soles para amortiguar el impacto de la pandemia sobre los trabajadores y las organizaciones culturales. Son dos mecanismos que se contemplan en este marco legal: la compra de contenidos y los apoyos económicos. Lo que se acaba de lanzar es lo segundo, que lo que busca es ofrecer un subsidio condicionado no competitivo.

(Esto quiere decir que) acceder a estos beneficios está sujeto a tres condiciones: ser trabajador cultural o participar de una organización cultural, o ser portador de patrimonio; haber visto afectadas sus actividades producto de la pandemia; y elaborar un plan de trabajo que básicamente responde a la pregunta de qué recursos requieres para reactivarte y con qué fin.

Este es un subsidio que no tiene la misma característica de los bonos que se otorgan como parte de las políticas sociales, y no es competitivo porque las propuestas y las solicitudes de apoyo que se reciban van a ser analizadas en función al cumplimiento de las tres condiciones que ya cité, no en base a alguna razón de calidad estética u otra que genere algún tipo de competencia entre los solicitantes.

Entonces, siempre y cuando se cumplan las tres condiciones, el proyecto va a ser aceptado. ¿Cómo se va a medir luego este plan que se presenta o cómo se va a realizar el seguimiento?

Se va a hacer un proceso de fiscalización para resguardar el buen uso de los recursos públicos y eso se realizará el próximo año, conforme se vayan ejecutando los apoyos. Lo que hemos buscado es generar un equilibrio entre la atención de la Emergencia y la apuesta por la reactivación del sector cultura, y el buen uso de los recursos públicos de todos los ciudadanos.

Ocurre que hay muchos trabajadores de la cultura que tienen ideas nuevas a desarrollar y eso corresponde a un financiamiento de proyectos culturales regulares, que son los que se dan a través de los Estímulos Económicos para la Cultura. No corresponde a un contexto como este. (Estos subsidios son) para los proyectos o actividades que se frustraron y que requieren de algún tipo de apoyo justamente para poder continuar existiendo, o también para que la organización y sus trabajadores puedan sostenerse en el tiempo.

Ministerio de Cultura del Perú (Foto: MINISTERIO DE CULTURA)

Estos apoyos llegaron cuatro meses después de la declaratoria de Emergencia Sanitaria. ¿Considera que el Perú está atravesando también en este momento una Emergencia cultural?

La aprobación del decreto fue alrededor de tres meses después (de la declaratoria) y lo que hemos hecho en la nueva gestión del ministro Alejandro Neyra es acelerar todos los procesos para cumplir de manera efectiva con lo estipulado por este marco legal.

Hemos hecho lineamientos, bases, una plataforma de postulación y además un proceso participativo que abarcó casi a 1500 personas en las 25 regiones del Perú, donde se pusieron las bases y los lineamientos a discusión, y se recogieron opiniones. Todo ese proceso se hizo en un mes.

Normalmente demora seis meses. Ahora, la figura de la Emergencia cultural no existe en nuestro marco legal. Si la referencia es a que debe colocarse en agenda pública los intereses de los trabajadores y las organizaciones culturales, en eso estamos de acuerdo. Y por eso es que ha habido cambios en el Ministerio de Cultura, por eso es que se ha hecho el decreto.

Ha habido una atención en ese aspecto, y por eso estamos trabajando para diversificar también las maneras de cómo podemos atender las necesidades del sector, pero no existe un título de emergencia cultural. Si a lo que se refieren es a la preocupación por una situación crítica que afecta a las personas que laboran en el campo cultural, sin duda. De eso somos absolutamente conscientes y por eso estamos dando todo lo que es humanamente posible para poder cumplir con las demandas de la ciudadanía.

Claro, me refería a lo segundo. Leía la columna de Paola del Carpio, titulada “Shock cultural”, en Hacer Perú, sobre la relación entre las habilidades socioemocionales, el mercado laboral y el acceso a experiencias culturales tempranas. ¿Cuánto nos impacta a los peruanos estas desigualdades de acceso al arte y la cultura, y más aún teniendo en cuenta esta coyuntura?

La realización de actividades culturales y también su consumo generan experiencias que tienen efectos multidimensionales, pueden contribuir al sentido de pertenencia de comunidades, pero a la vez, pueden facilitar el desarrollo de habilidades blandas en los seres humanos, pueden ampliar el vocabulario, como sucede cuando uno desarrolla procesos de lectura. También tienen un impacto a nivel económico, porque las personas que las practican o las enseñan están generando un puesto de trabajo.

Y en general forman parte de la necesidad de los seres humanos de imaginar un futuro posible, de ensayar sus decisiones. Nunca tomamos decisiones de manera automática, tratamos de ver cómo sería, y por eso es que buscamos experimentar experiencias similares a las que vivimos, en relatos, en historias, que se pueden ver desde en una telenovela hasta en canciones. Por eso, la cultura es tan importante en la vida cotidiana de la gente, pero también lo es para el desarrollo de una sociedad, viéndola de forma integral. Y en un contexto de pandemia, eso ha sido claro por la alta demanda que han tenido muchos contenidos culturales digitales que han permitido hacerla mucho más vivible de lo que habría sido si estos no existieran.

Taller de artes escénicas (Foto: ANTIFIL)

Por ejemplo, libros, series, películas, durante el confinamiento.
¡Música! La música es una de las manifestaciones culturales más consumidas por los peruanos.
Hay muchas personas que desdeñan el papel de las artes y las culturas frente a esta coyuntura crítica. ¿Cómo cambiar entonces el chip de los peruanos que de repente no han tenido estas experiencias culturales tempranas?

Hay varios tipos de políticas que se requieren. Una es la educación artística, sin lugar a dudas, en escuelas públicas y privadas. De hecho, hay varios economistas que señalan que la cultura es un bien de consumo adictivo, porque la acumulación de experiencias activa la demanda; entonces, cuando uno es niño y escucha un musical, es muy probable que de adulto lo ejecute o lo continúe consumiendo.  

Por eso, esta etapa es clave. También es importante que las organizaciones culturales públicas y privadas busquen desarrollar sus propios públicos, facilitarles capacidades para que estos puedan interpretar de mejor manera los contenidos que ofrecen. No todos los públicos tienen iguales capacidades para decodificar, descifrar y apreciar los contenidos que están a su alcance. Por eso, se requieren estrategias diferenciadas.

Inauguración de la ANTIFIL 2019 (Foto: ANTIFIL)

¿Se está planeando desde el Mincul algún programa o directiva sobre cómo abordar el impacto del Covid-19 y todo lo que implica, es decir, el confinamiento, el duelo colectivo, la pérdida de empleos, etc., desde el arte y la cultura?

Lo que estamos ahora planificando, aparte de los apoyos, es una estrategia de públicos y así contribuir a que las organizaciones puedan desarrollar sus propias estrategias para fortalecer la relación con sus públicos. Creemos que esto puede llegar a producir los efectos que estamos mencionando, para que las mismas organizaciones sepan identificar las necesidades de cada público, porque todo no lo puede hacer el Estado como productor, más bien su rol es el de generar incentivos, estímulos para que los mismos ciudadanos puedan desarrollar su propia oferta cultural. Pero el cambio de enfoque es necesario: pasar a una gestión centrada en los públicos y en sus necesidades.


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